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martes, 23 de abril de 2013

La Leyenda de San Jorge y el Dragon

Cuenta la leyenda que, la ciudad de Silca (en la provincia de Libia), vivía aterrorizada por un gran dragón que asustaba a todos y causaba daños entre la población y los animales. 

Para tranquilizarlo, los habitantes del pueblo acordaron dar al dragón una persona en sacrificio y para ello, todos los días, se realizaba un sorteo en el que salía elegida la persona que debía ser entregada al dragón.

Uno de esos días la mala suerte le tocó a la hija del rey. Era una mujer joven y bella muy admirada por los habitantes del pueblo, en especial por su padre quien se resistía a entregarla en sacrificio. Al ver el sufrimiento del rey muchos ciudadanos se ofrecieron para reemplazar a la princesa, pero el rey se negaba a que otros tuvieran que pagar por la suerte de su hija. Además, él era consciente de que su hija formaba parte del pueblo y por tanto debía seguir las normas que hasta el momento se habían pactado.

La princesa abandonó la ciudad. Caminando sin prisa en dirección hacia el gran dragón, se detenía algunos instantes para mirar hacia su pueblo con gran tristeza y resignación. De pronto, cuando menos lo esperaba, apareció un joven caballero con armadura montado sobre un caballo blanco. Al verlo, la princesa le informó de los peligros que podía sufrir estando en ese lugar, pero el caballero se negó a abandonarla y le dijo que él estaba allí para salvarla a ella y a todos los habitantes del pueblo.

Este caballero llamado Jorge, se enfrentó al dragón tan pronto como este apareció. Libraron una gran batalla hasta que el caballero le incrustó una gran lanza al dragón en el pecho. De la sangre que derramó el dragón nació un hermoso rosal que Jorge entregó a la princesa después de haber ganado la batalla.




Los Scouts tienen como patron a San Jorge ya que cuando se le presentaba una dificultad o un peligro por grande que pareciera –aun en la forma de un dragón- ni la esquivaba, ni la temía, sino que le hacía frente con todas sus fuerzas y las de su caballo. Aún cuando armado inadecuadamente, pues sólo contaba con una lanza, se arrojó contra el dragón e hizo cuanto pudo, venciendo la dificultad que nadie se había atrevido arrostrar.

De esta manera exactamente es como los Scouts deben enfrentarse a las dificultades y a los peligros, sin tomar en consideración los grandes o terroríficos que pueden parecer, o lo mal equipados que se encuentren para hacerles frente. Deberán arrostrarlos valientes y confiados, usando de todas sus fuerzas para vencerlos y las probabilidades son que saldrán victoriosos"

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